Abraham Moreno es el autor de “El bitcoin: consideraciones financieras y legales sobre su naturaleza y propuesta de enfoque para su regulación”.
Por Daniela Cerna. 09 mayo, 2018.
La publicación de Moreno, egresado de la Facultad de Derecho, plantea determinar la naturaleza económico-financiera y jurídica del bitcoin como medio de intercambio, y encontrar el enfoque más adecuado para abordar su regulación.
El bitcoin es una moneda virtual que aporta un nuevo sistema de pago a través de Internet. A pesar de presentar múltiples ventajas, pues no se encuentra bajo la regulación de ningún estado, nación o entidad bancaria en particular, ha sido, a la vez, causante de actos fraudulentos, generando cada vez más desconfianza entre usuarios activos y potenciales.
Con el objetivo de proponer una solución al dilema, Abraham Moreno analiza –bajo un enfoque legal, económico y financiero– el uso del bitcoin. El libro es fruto de una ardua investigación que se realizó en colaboración con Omar Gutiérrez, magíster en Finanzas y Derecho Corporativo, y que fue publicada por la editorial ESAN Ediciones.
¿Cómo regular el bitcoin?
Moreno expone que la regulación del bitcoin no solo debe considerar a esta moneda virtual, sino a todas las que reporten riesgos relevantes en nuestro país, a la luz del principio de neutralidad tecnológica. “No debe optarse por una prohibición total de su uso, y no conviene asimilar su regulación a instrumentos financieros reconocidos en nuestra legislación, sino que es recomendable un enfoque interinstitucional”, señala.
Menciona que la bitcoin debe considerarse como una moneda virtual real, con un perfil propio, y que su regulación dependerá de un previo estudio de aquellas monedas virtuales que comporten riesgos relevantes en nuestro mercado.
Asimismo, aclara que dicha regulación conviene enfocarse desde los principios del Derecho del Mercado Financiero: eficiencia, estabilidad y transparencia.
Los pros y contras
A favor de las bitcoins está el hecho de que permiten realizar transacciones instantáneas sin importar la distancia geográfica, no imponen un horario de atención, ofrecen tarifas bajas en comparación con las de los sistemas de pago tradicionales, sus transacciones son irreversibles –lo cual minimiza el fraude–, no existe un intermediario entre las partes involucradas en la transacción y ofrece anonimato.
Sin embargo, su uso también ha permitido visibilizar algunas desventajas, como la posibilidad de realizar lavado de activos o de comercializar bienes y servicios ilícitos –al poder contar un dominio anónimo en Internet–, los actos fraudulentos de las casas de cambio que ofrecen bitcoins al público y una falla en el enfoque para su regulación.