18

May

2018

El fenómeno El Niño expuso la inestable infraestructura en los servicios públicos de Piura. El inicio de clases es la oportunidad propicia para que el gobierno trabaje en la reconstrucción enfocada en las necesidades.

Por Carlos Hakansson. 18 mayo, 2018.

El paso del llamado Niño Costero ha desvelado nuevamente la precariedad institucional y de infraestructura ante los desastres naturales. Por eso, la palabra reconstrucción es muy ambiciosa para resolver los problemas de la región.

La falta de distribución de la propiedad, los problemas para su inscripción registral, la ausencia de un sistema de alcantarillado eficiente, acceso al agua potable, luz, además de los problemas de urbanismo, crecimiento de la ciudad, puentes, caminos, carreteras, políticas públicas, pendientes y acumuladas en el tiempo para empezar a ser resueltas, convierten en casi inmanejable cualquier gobierno y gestión pública, ocupándose en el mejor de los casos de administrar la crisis de la ciudad que se agrava ya sea por un par de días de lluvia o un escenario como el que acabamos de vivir.

Hoy comienzan las clases en los colegios y vivimos dentro de una nube de polvo tóxico, cuna de insectos, infecciones que, si no se toman las medidas necesarias con recursos de la capital (medicinas, hospitales, médicos, enfermeras, equipos de limpieza, maquinaria pesada), el apoyo solidario de los piuranos no será suficiente para revertir la situación. El gobierno central no puede dar vuelta a Piura en la página de la agenda nacional.

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