La función del primer ministro como coordinador de los miembros del gabinete, será vital para sostener su desempeño en el tiempo.
Por Carlos Hakansson. 28 mayo, 2018.El Presidente del Consejo de Ministros inició su ronda de diálogo con las distintas bancadas con la finalidad de recibir la aprobación a la obligada cuestión de confianza, una moción que deberá solicitar al Congreso una vez culminada la exposición ante el pleno sobre su programa político de gobierno.
El reglamento del Congreso denomina “investidura” a la aprobación de una cuestión de confianza solicitada por el primer ministro, una institución propia de los parlamentarismos como es el caso de Alemania o España. La diferencia con el modelo peruano es que el jefe de gobierno no puede iniciar su gestión, ni nombrar a su gabinete, sin aprobarse antes su investidura con el voto favorable de la mayoría absoluta del Congreso; el caso más reciente se vivió en el Gobierno español cuando su titular, Mariano Rajoy, no lograba los consensos, ejerciendo el poder ejecutivo en calidad de gobierno en funciones durante diez meses consecutivos hasta poder ser investido.
La Constitución de 1993 obligó al Presidente del Consejo de Ministros a solicitar una cuestión de confianza, pero, a pesar de tener sus detractores, en un Congreso fragmentado y sin un sistema de partidos consolidado, fue necesario exigir constitucionalmente un mínimo acuerdo parlamentario para lograr gobernabilidad. Por eso, no es de extrañar que el actual gabinete carezca de un común denominador ideológico en su composición. Por eso, la función del primer ministro como coordinador de los miembros del gabinete, será vital para sostener su desempeño en el tiempo.