El efectivo debate para retornar a la bicameralidad deberá producirse en los gobiernos regionales, para lograr un espacio de representación política de sus intereses desde el gobierno central.
Por Carlos Hakansson. 29 mayo, 2018.La propuesta de una ley de reforma constitucional para restaurar la bicameralidad del Congreso será, probablemente, un improductivo esfuerzo para promover una cámara de representación territorial. La opinión pública sostiene que es un gasto innecesario, superfluo, que fomenta la duplicidad de funciones, frente a quienes consideran que una segunda cámara promoverá la reflexión legislativa; al respecto, pensamos que la necesidad para debatir la bicameralidad debe comenzar en las regiones y no desde los poderes estatales.
El efectivo debate para retornar a la bicameralidad deberá producirse en los gobiernos regionales, para lograr un espacio de representación política de sus intereses desde el gobierno central; sin embargo, sólo será posible en la medida que logremos un número de regiones pujantes en crecimiento económico, salud, educación, seguridad ciudadana e infraestructura. Una vez conseguidas las bases del desarrollo regional, lo natural será que los gobernadores regionales exijan mayor presupuesto y, para eso, la necesidad de un senado de representación territorial como espacio de discusión sobre los temas nacionales que les conciernen.
A la decisión de reservar el debate de los temas nacionales en una cámara alta (senado), separándola del ejercicio de la política doméstica en una cámara baja (diputados), se añadiría las funciones de nombramiento del defensor del pueblo, los magistrados del tribunal constitucional y otros altos funcionarios de instituciones reconocidas en la Constitución, lo cual evitaría los retrasos producto de la dificultad para encontrar acuerdos en los parlamentos unicamerales, con recargada agenda y diaria confrontación política.