Generalizar la idea de que se educa en la casa y se enseña en el colegio no es recomendable. Padres y profesores, enseñamos y educamos: con nuestras palabras, nuestro ejemplo y con nuestro actuar.
Por Jaime Ancajima. 19 junio, 2018.El expresidente de Uruguay, José Mujica, dijo: “En la casa se aprende a saludar, dar gracias, ser limpio, honesto, puntual, correcto, hablar bien, respetar, no robar y no mentir”. Eva Bailén, autora de un blog sobre tecnologías para niños, opina: “Si uno de los dos flojea, creo que el otro debería tratar de dar a ese niño la oportunidad de tener una buena educación.”
Según lo anterior, ¿los alumnos deben llegar a la Escuela ya educados por la familia?, ¿Quiénes son los responsables de educar y enseñar? Es muy importante saber qué entendemos, padres y profesores, por “un niño correctamente educado”. Para algunos, puede ser el que no molesta y juega tranquilamente en su celular o tableta. Según esto, el maleducado es curioso, inquieto y se mueve constantemente, características propias de los niños.
El enseñar y educar no son funciones diferentes ni tienen como responsables a diferentes protagonistas. Generalizar la idea de que se educa en la casa y se enseña en el colegio no es recomendable. Todos, padres y profesores, enseñamos y educamos: con nuestras palabras, nuestro ejemplo y con nuestro actuar diario.
Todos, sin distinción, debemos actuar bien y ser bien educados para construir una mejor sociedad. Sin embargo, en nuestro país los ‘ejemplos’ de “mala educación” están por todos lados y a cada hora: No respetamos las señales de tránsito, ensuciamos nuestra ciudad, abusamos del uso del claxon, invadimos áreas verdes, etc., etc.
¿Entonces, quién debe educar y enseñar bien a las futuras generaciones para que la sociedad sea más educada y culta? El filósofo y pedagogo español José Antonio Marina sostiene: “Para educar se necesita la tribu entera”. Según este proverbio africano educamos y enseñamos todos. Así, por ejemplo, los medios de comunicación, bien o mal, educan; los padres al reaccionar ante un conflicto familiar, laboral o escolar, también educan.
En conclusión, de nosotros depende que seamos un buen o un mal modelo a seguir e imitar. Si queremos personas bien educadas, seamos autocríticos y asumamos nuestra responsabilidad como educadores de nuestros hijos desde que son pequeños.