El maestro tiene un don especial recibido de Dios, para dedicar su tiempo a formar y educar a un ser humano.
Por Jaime Ancajima. 06 julio, 2018.El verdadero maestro invierte su vida en uno de los trabajos más nobles que existen, a través de una labor muy sacrificada y comprometida: moldear el alma, la conducta y el aprendizaje de los futuros profesionales.
El verdadero maestro, no es un simple transmisor de conocimientos. Es un facilitador que combina sus años de experiencia con estrategias, técnicas, metodologías, y más, para lograr que sus estudiantes alcancen las competencias necesarias en cada nivel educativo, desarrollen virtudes, talentos y, sobre todo, fortalezcan su alma para enfrentar las vicisitudes de la vida.
Un verdadero maestro dedica tiempo en su formación, estudio e investigación. Se autoevalúa constantemente y, lo más importante, ama lo que hace. Tiene vocación y paciencia para dar lo mejor a sus alumnos.
El maestro tiene un don especial recibido de Dios, para dedicar su tiempo a formar y educar a un ser humano. La educación que brindan es integral y comprometida, pues un verdadero maestro educa con el ejemplo, con sus acciones, valores y competencias, más que con las palabras.
Ser maestro implica desarrollar una profesión de mucha vocación y una gran cuota de sacrificio, pues, en Perú y muchos otros países, el sueldo que percibe un maestro de Educación básica regular no está de acuerdo con el costo de vida y no es equitativo en relación con otras profesiones.
Además, el maestro trabaja antes, durante y después de dictar clases y del horario de cada institución educativa. Muchos carecen de recursos básicos en muchas escuelas, en especial en las públicas y en las zonas alejadas, especialmente de la sierra y selva, en donde no se cuenta, en la mayoría de los casos, con el apoyo del gobierno o los padres de familia. Estos maestros enfrentan muchas limitaciones cada día, para brindar una educación de calidad. Y, algunos, (muchos) tienen que trabajar en dos o tres lugares para mantener a sus familias.
Cuán importante es la labor del maestro, quien también hace de padre, enfermero, psicólogo, y más, en el aula. Sin embargo sabe reír, contagiar optimismo y hacer más llevadera la vida de sus alumnos.
A todos ellos, ¡Feliz Día por ser maestros de corazón, alma y vocación que enaltecen tan bella y loable profesión!