Por Juan Carlos Villacorta Reyes.
Por Julio Talledo. 02 mayo, 2011.Poner vallas al campo. Es lo que pretende hacer el Jurado Nacional de Elecciones al prohibir la publicación o difusión de encuestas en redes sociales como Facebook y Twitter.
Esta medida, criticada por la Sociedad Interamericana de Prensa, es una muestra de la tremenda miopía, por decirlo menos, del JNE ante las nuevas tecnologías. Y es que decir que las redes sociales son un medio de comunicación muestra una ignorancia supina sobre todo este fenómeno bautizado como Web 2.0.
Una red social, estimados amigos del jurado, no es un medio de comunicación, es un espacio para compartir entre amigos o conocidos. Llevar a cabo esta medida es como prohibir que un grupo de amigos converse en una plaza. No solo es un atentado propio de una dictadura de antaño, sino que es además un atentado contra el sentido común.
Por otro lado, ¿se han puesto a pensar cómo controlar las redes sociales para evitar la divulgación de encuestas? ¿Van a solicitar ser mis amigos en Facebook? ¿Se van a convertir en mis seguidores en Twitter? Pues les sugiero que entren pronto, porque a mis cuentas en las redes sociales ya me ha llegado más de una encuesta. Todas falsas, por supuesto, difundidas por partidarios que sueñan con ver a su candidato en los primeros puestos.
Muy por el contrario de lo que se piensa, redes sociales como Twitter se han convertido en un gran aliado social para evitar la difusión de encuestas falsas, porque los usuarios han sabido discriminar y analizar las fuentes de confianza. Pongo el tuit de la periodista Rosa María Palacios (@rmapalacios) al respecto: “Las encuestas simulacro se realizan este sábado y recién en la noche sabremos (algunos). Por ahora todas son falsas”.
Como tema de fondo el problema no está en la difusión o no de las encuestas, ya sea por medio de un periódico, TV o de Internet; el problema está en que, efectivamente, un pequeño grupo, una élite sí tendrá acceso, de una u otra forma a las últimas encuestas, mientras que la gran mayoría quedará sin saberlo. Si tendríamos que calificar esto, tendríamos que decir que ésta es una medida discriminatoria.
Sin embargo, todo este embrollo de la publicación de encuestas, mueven a reflexionar sobre la toma de decisiones que cada uno haga el 10 de abril. Lamentablemente el peruano promedio se deja guiar por las cifras y votará por quien crea que tenga mejores posibilidades de pasar a segunda vuelta más que por el candidato que tenga las mejores propuestas. Muchas veces esta decisión se ve influenciada por los mismos medios de comunicación, que ya editorializan si tal o cual candidato debiera renunciar en pos de la tranquilidad del país.
Ante el fenómeno de la “encuestitis”, la vacuna es la información. Pero información contenida en los planes de gobierno de los candidatos, en sus estados de cuenta presentados al JNE, en sus hojas de vida. Y todo eso está en Internet. Lo invito a que se cure informándose y decidiendo su voto con la cabeza, más que con las encuestas.
* Director de Comunicación. Universidad de Piura. Artículo publicado en el diario Correo, edición región Piura, jueves 7 de abril de 2011.