“Manuel Zapata es uno de los más claros ejemplos de la lealtad de un trabajador para con la empresa a la que ha dedicado gran parte de su vida”, dijo el rector Antonio Abruña.
Por Lady Olivares. 03 abril, 2019.Tras 40 años de vida en la Universidad de Piura, don Manuel Zapata Guerrero se jubila y deja la UDEP. En una íntima ceremonia de despedida, el Rector destacó su ejemplo de lealtad y servicio.
Para Manuel, el momento de la jubilación es un día para el cual uno cree estar preparado, con discurso de despedida y todo; “sin embargo, no es así. Hoy me inundan muchos sentimientos variados, pero que se vinculan con el trabajo que he venido realizando, con mis compañeros, con mis hijos que se han formado en esta Universidad. Es como si dejara mi casa, teniendo casa”, expresa.
Ha tenido dos periodos de ingreso en la UDEP, el segundo desde 1983. Desde entonces, hasta la actualidad, se ha desempeñado casi como un “mil oficios”, pues labores como pintura de paredes, laqueado, carpintería, cerrajería, las de chofer y electricista las realizaba con mucha habilidad y eficiencia. Montado en una bicicleta, con su caja de herramientas o con su escalera cambiando algunas instalaciones eléctricas, era ya una figura inconfundible en los diversos puntos del campus donde se le requería.
“Vine cuando el edificio principal era solo una parte e incluso le faltaba el tercer piso, todo en medio de un inmenso arenal. Hoy me parece increíble verla cómo ha crecido y que, hasta sus nuevos edificios, como el E, ganan premios internacionales”, sostiene.
La aventura de construir
“El ambiente de trabajo en ese entonces, como el de ahora, era inmejorable. Muy buenos compañeros de trabajo, los profesores e ingenieros eran nuestros amigos y nos ayudaban siempre con ideas innovadoras para cumplir con nuestras funciones. Aunque, algo también aprendían ellos de nuestra experiencia”.
Al dejar el campus, Manuel se siente embargado por diversas emociones, como “el orgullo de haber contribuido, con mi trabajo, a que esta aventura de construir, mantener y llevar adelante una universidad, haya sido posible, dando como resultado un cambio en nuestras existencias y la de nuestras familias. La palabra agradecimiento queda corta ante lo que he recibido de la Universidad de Piura. De mis cinco hijos, cuatro estudiaron aquí y hoy son profesionales bien ubicados. La Universidad de Piura ha dejado profunda huella en nosotros”, agrega.
Como recompensa a su esforzada labor, y para que deje aquella vieja compañera de trabajo, su bicicleta, dos de sus hijos le han regalado un auto, no para que trabaje más, sino para que se dedique a pasear junto a su esposa y sus cinco nietos, que disfrute de las playas y conozca otros lares, nos dice.
“Me voy un poco triste. Imagínate, estoy dejando mi segundo hogar y las inolvidables jornadas de trabajo y sus anécdotas. Por lo pronto, terminaré de construir mi casa, pondré un pequeño taller para entretenerme y, eso sí, pasearé con mi familia en mi nuevo carrito”, asegura.
Reconocimiento
En sencilla, pero emotiva ceremonia, realizada en el rectorado, Manuel recibió el reconocimiento por su labor, de parte del rector Antonio Abruña y los jefes inmediatos de Manuel (Gonzalo Escajadillo y Enrique Martínez), quienes le entregaron un presente y lo invitaron a participar en los actos celebratorios de los 50 años de esta casa de estudios.
“Me toca agradecer la lealtad que ha tenido Manolo, luego de haber dejado gran parte de su vida en la Universidad y expresar el gusto de ver que la universidad ha pasado por su familia al haber formado a sus hijos y convertirlos en profesionales. Esto es una muestra de cómo la Universidad apoya a su gente y del ambiente de familia en que trabajamos el día a día”, anotó el Rector.