Cuando organizamos alguna actividad en el Instituto Confucio para celebrar una fiesta tradicional china, siempre hay alumnos que me dicen: “Miss, que bueno que ustedes guarden todavía las costumbres chinas, aunque están aquí en Perú”.
Por Li Jiemiao. 07 noviembre, 2019.Antes de escuchar estos comentarios de los estudiantes, nunca había pensado que una cosa tan normal para nosotros llama tanta la atención a otros.
El Año Nuevo Chino (la Fiesta de Primavera), el Festival del Bote de Dragón, el Festival de Medio Otoño y el Día de los Muertos son las cuatro fiestas tradicionales más importantes en China; cada una tiene sus propias costumbres.
Durante el tiempo que trabajo en el Instituto Confucio de la UDEP, he explicado muchas veces que, por ejemplo, en el “Año Nuevo Chino” comemos ravioles o Jiaozi, pegamos pareados rojos y el carácter Fu en la puerta para la buena suerte, quemamos también petardos y fuegos artificiales para ahuyentar al monstruo Nian. En el “Festival del Bote de Dragón”, la comida más típica se llama Zongzi, un tipo de tamal chino, mientras que el pastel que se consume en el “Festival de Medio Otoño” se llama pastel de luna.
Como profesora de chino mandarín estoy muy acostumbrada a difundir la cultura china mediante las celebraciones de las fiestas tradicionales; es una cosa tan normal: llega la fecha y la celebramos. Según la costumbre, tenemos que comer determinadas cosas en cada fiesta, aunque a veces es un poco difícil conseguir la misma comida por la falta de insumos, pero lo intentamos. Nunca había pensado que guardar o seguir las costumbres nos pueden traer cosas buenas y beneficiar, hasta que los alumnos me dieron un muy buen punto de vista.
La historia china nos deja una influencia profunda a todo. Celebramos las fiestas tradicionales porque existen hace miles de años. No se trata de copiar, simplemente, sino de reflexionar sobre la relación entre los antepasados y nosotros, ayudándonos a fortalecer la sensación de identidad cultural.
En chino tenemos un refrán que dice: “Si tomamos el bronce como espejo, sabremos si nos vestimos adecuadamente o no, si tomamos a una persona como espejo, sabremos lo que logramos y perdemos, si tomamos la historia como espejo, sabremos la prosperidad y la caída”. Así que celebrar las fiestas tradicionales y seguir las costumbres antiguas no debería ser simplemente una actividad que no tiene mucho sentido, sino que todos nosotros debemos aprender algo de ellas y de la historia, que nos ayuda a seguir adelante.