Hace dos años, cuando la Universidad de Yale aún oponía resistencias a la devolución de las piezas de Machu Picchu, en Piura se hablaba de un choque entre dos proyectos para un centro cultural en la plazuela Merino. La Municipalidad planteó un centro cultural como eje de una ruta turística centrada en la figura y […]

Por Carlos Arrizabalaga. 02 octubre, 2012.

Hace dos años, cuando la Universidad de Yale aún oponía resistencias a la devolución de las piezas de Machu Picchu, en Piura se hablaba de un choque entre dos proyectos para un centro cultural en la plazuela Merino. La Municipalidad planteó un centro cultural como eje de una ruta turística centrada en la figura y la obra de Vargas Llosa. El Gobierno Regional –que aún no puede asumir las funciones de la Dirección Regional de Cultura (antes INC) – planteaba un museo sobre Piura y el escritor. Esta idea ha sido descartada, ya que los arequipeños nos llevan mucha ventaja. Ahora quiere recuperar el inmueble en otro proyecto indefinido: algo multiusos con espacio de acogida al turista, zonas multimedia, exposición gastronómica, auditorio y talleres educativos…  Todo muy aparente pero sin orden ni fundamento.

Por si acaso la propiedad sigue en manos del Ministerio de Educación. En el siglo XVIII los piuranos pidieron a los jesuitas hacer un colegio, pero justo fueron expulsados cuando recién terminaban el Carmen y parte del convento. El obispo Martínez Compañón fundó allí un seminario menor que años después de la Independencia sería el Colegio Nacional San Miguel.

Ojalá hubiera un debate sobre lo que realmente necesita Piura. Gastar tres millones de soles en un centro cultural sería razonable si al menos hubiera unas políticas culturales consistentes, para definir mejor la actividad, el contenido y hasta la ubicación del centro cultural, aquí o en la casa Sojo o en la hermosa Aduana de Paita. Hay que pensar en conjunto.

La cultura piurana va sin rumbo. Algunos pretenden incorporarla al circuito turístico de Trujillo y Lambayeque pero es un despropósito. En Piura, las excavadoras arrasaron con la cultura Vicús, no hay un centro de investigación que se preocupe por ello, y tampoco hay mucho que mostrar, a excepción de Aypate, las figuritas de Frías y desorden. Seamos realistas.

Deberíamos empezar con una escuela de estudios piuranos dedicada a investigar, valorar, difundir y, más que nada, a educar a los jóvenes. Necesitamos mejorar la educación y reforzar la identidad regional. La gastronomía es importante pero también sería fundamental un archivo fotográfico o un museo de tradiciones populares… Tantas cosas.

En Cuzco ya exponen las piezas devueltas de Machu Picchu mientras aquí seguimos esperando.

Docente

Facultad de Humanidades.

Universidad de Piura

Artículo publicado en El Comercio de Piura, sábado 22 de setiembre de 2012

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