En noviembre se realizó la Semana Forestal Nacional en Perú. Esta, por decreto supremo n.° 0210-74-AG, se celebra la primera semana de noviembre de cada año con el fin de promover el cuidado y el correcto uso de nuestros recursos naturales, entre ellos los bosques y los árboles. A propósito, sería bueno conocer el correcto […]

Por Carola Tueros. 19 noviembre, 2012.

En noviembre se realizó la Semana Forestal Nacional en Perú. Esta, por decreto supremo n.° 0210-74-AG, se celebra la primera semana de noviembre de cada año con el fin de promover el cuidado y el correcto uso de nuestros recursos naturales, entre ellos los bosques y los árboles. A propósito, sería bueno conocer el correcto género de los árboles y frutos.

Sepa, estimado lector, que la mayoría de los nombres de árboles son masculinos; y los de sus frutos, femeninos: manzano/manzana, naranjo/naranja, ciruelo/ciruela, papayo/papaya, chirimoyo/chirimoya, granado/granada, guayabo/guayaba, castaño/castaña, carambolo/carambola, etcétera. No obstante, a veces, el árbol es femenino y el fruto masculino: (la) higuera (árbol) y (el) higo (fruto).

Hay otras excepciones que comparten el mismo significante o palabra para referirse tanto  al árbol como al fruto, por citar algunos ejemplos, tenemos al anacardo, al tamarindo, al mango, al plátano y al limón. Aquí, cabe resaltar que el nombre del árbol del plátano es, efectivamente, “plátano” y no “platanal”. Si enuncia “platanal” o “platanar” se refiere al conjunto de plátanos que crece en un lugar y no al árbol. En el caso del “limón”, como árbol, puede decir también “limonero”; pero debe tener cuidado de no confundirlo con quien vende los limones (limonero o limonera).

Otras singularidades tienen el mismo género y varían en el significante: (el) melocotonero (árbol de género masculino) / (el) melocotón (fruto de género masculino). O alteran tanto su significante como su género: (el) limero (árbol de género masculino) / (la) lima (fruto de género femenino).

Con respecto a este último nombre de árbol, hay que enfatizar que no es “lima” ni “limera”, como muchos creen, sino “limero”, de género masculino como ya se ha indicado. Si enuncia “limera” ya no alude al árbol de la “lima”, sino a la persona (de género femenino) que vende este tipo de frutos. Si dice “limero”, en una acepción distinta a árbol, estaría apelando al que vende (de género masculino) las “limas”.

Así que el género si bien puede designar la distinción árbol/ fruto; en otros casos da la dimensión o forma de los objetos: cesto/cesta, peso/pesa, jarra/jarro; la distinción entre contable y colectivo: leño/leña; las oposiciones léxicas: velo/vela, cuadro/cuadra o la diferencia sexual como: niño/niña, perro/perra.

Cuando escuche, entonces, aquella canción: “Mi limón, mi limonero entero me gusta más…” ya podrá discernir su significado. Me despido con un “ayayay, limones para beber…”.

 

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