En 1983, vivimos uno de los veranos más lluviosos de la historia regional
Por Rodolfo Rodríguez Arismendiz. 09 enero, 2013.Este 2013 recordaremos que hace tres décadas, en 1983, vivimos uno de los veranos más lluviosos de la historia regional debido a la ocurrencia de El Niño de 1982-83. Este evento climático es uno de los que más ha afectado a nuestra región. Las lluvias empezaron a producirse con inusual magnitud desde la segunda quincena de Noviembre de 1982, estas se fueron incrementando a medida que se aproximaba el verano de 1983. Casi nadie presagiaba que dichas lluvias iban a ser catastróficas y que durarían, inusualmente, hasta Junio de dicho año.
El presagio del Dr Mugica
En aquellos años una de las pocas personas que en nuestro medio se preocupaba por el seguimiento de las condiciones climáticas regionales era el Dr. Ramón Mugica, muy querido profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura (UDEP), investigador del fenómeno El Niño, quien falleciera en marzo de 1991.
Tal vez el doctor Mugica fue el único que en 1982 se dio cuenta de las anormalidades oceánicas que se venían dando ese año y que lo llevaron a presagiar: “algo raro está ocurriendo en el mar que puede afectar al clima regional en los próximos meses”. Don Ramón Mugica describió muy bien las inusuales lluvias ocurridas entre 1982 y 1983 y las reportó en un escrito en 1984. Recojo a continuación los primeros párrafos de este documento para ilustrar la magnitud del cambio del régimen pluvial producido en nuestra Región en 1983:
“Los registros de lluvias en la capital del Departamento de Piura señalan un promedio anual de 45 mm en los años anteriores a 1983. Muchas casas del Departamento son de barro y no están construidas para resistir mucha lluvia. En 1983 no fue necesario el año entero para llover 45 milímetros, bastaron 45 minutos para llover esa cantidad. En el resto del departamento llovió en forma semejante, e incluso superior, haciendo que las cuencas de los ríos Piura y Chira recibieran un aporte de agua como no se había tenido nunca desde que se registran los caudales de los ríos” (Ramón Mugica, 1984)
Un evento de El Niño de tal magnitud no ocurría desde 1925; y en 1982, había muy pocas personas que lo habían vivido o lo recordaban.
Mega Niño
Dicho evento de El Niño, junto con el de 1997-1998, es catalogado como de extraordinaria magnitud o mega Niño, afectó fuertemente a todo el ámbito regional, a la infraestructura en general, a las actividades productivas y al normal desarrollo de las actividades en varias partes del país, con las consiguientes pérdidas socio-económicas que son muy conocidas.
Si bien los eventos de El Niño tienen su escenario de formación en el Océano Pacífico ecuatorial y su manifestación más notoria es el calentamiento de sus aguas, los efectos de aquellos de gran magnitud se dejan sentir en varias partes del mundo.
Por su magnitud, El Niño de 1982-83 impactó en las economías de varios países, fue un evento climático que llamó la atención de la comunidad científica internacional y sirvió para que los gobiernos desarrollen estrategias para mitigar los efectos adversos de futuros eventos.
A partir del evento de 1983, se han desarrollado programas de observación, usando dispositivos de medición de alta tecnología, que han sido instalados a lo largo del Océano Pacífico ecuatorial, escenario de formación de El Niño, para hacer seguimiento del inicio y evolución de estos eventos tanto en el ámbito oceánico como en el atmosférico. Se han elaborado complejos modelos que tratan de explicar sus causas, el mecanismo de su desarrollo y predecir su aparición. Esto ha servido para comprender que El Niño es un fenómeno global y sus mecanismos han mostrado que muchas de las variaciones climáticas extremas que se producen en el mundo son parte o están asociados a él. El actual conocimiento y la instrumentación instalada para la medición y seguimiento de las condiciones océano-atmosféricas han incrementado significativamente la confiabilidad de los pronósticos.
Fenómeno recurrente
Aunque todavía no se conocen muy bien los mecanismos de la alteración oceánica que originan un El Niño estos son recurrentes pero no a intervalos de años definidos. Esta naturaleza recurrente debe ser tenida en cuenta para que la población en general, las autoridades y los especialistas procuren adecuar la infraestructura, pública y privada, para soportar un El Niño de cualquier magnitud y en cualquier momento.
Felizmente, ahora ya se ve que las autoridades del Gobierno central prestan atención a los diagnósticos de la posible ocurrencia de un El Niño y toman acciones para que las instancias competentes adopten medidas preventivas para mitigar posibles impactos adversos. A nivel regional, también hay la misma actitud pero falta que dicha preocupación sea permanente y no del momento.
A tres décadas de la ocurrencia de El Niño de 1982-83 es necesario reflexionar sobre lo que le corresponde hacer a cada quien, en nuestra ciudad y región un lugar que pueda “convivir” con las alteraciones climáticas debidas tanto a los eventos de El Niño como al actual Cambio Climático Global. Las autoridades locales y regionales deben tener como una de sus políticas la gestión la prevención y mitigación de futuros eventos de El Niño en todas las instancias de la gestión pública.
Acciones para el 2013
Es necesario también que a lo largo del 2013 se organicen espacios de reflexión como cursos, conferencias, talleres, etc. en torno a lo que hemos aprendido en las varias temáticas relacionadas a El Niño como su mecanismo de formación, plataformas de medición y seguimiento de los parámetros oceánico-atmosféricos, principales impactos en diversos ámbitos y sectores, gestión de su prevención y mitigación, etc. Desde 1983 se han hecho muchos avances en estas temáticas y conviene actualizarse en ellas para una mejor gestión de adaptación a su recurrencia.