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Nov

2015

Edgard Cateriano

“El valor compartido implica hacer crecer un negocio en el que ganan todos”

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El especialista en gestión de la innovación explicó por qué las empresas deben cambiar el enfoque de generar valor para sí mismas y centrarse en lograr el beneficio del entorno.

Por Tania Elías. 26 noviembre, 2015.


Valor compartido es un concepto que recién se está haciendo conocido en países como el Perú. Para Edgard Cateriano Castello, fundador y CEO de InnoVivir, las empresas deben asumirlo y ponerlo en práctica, lo que significa cambiar la directriz de generar valor para sí mismas, por la de buscar el beneficio del entorno.
“Muchas veces se pierde la perspectiva de lo que puede implicar el éxito de un negocio en el que no solo es importante el valor que se genera a la empresa sino el que se logra forjar para todos”, mencionó durante la conferencia Innovación para la generación del valor compartido, que dictó a exalumnos de la UDEP.
Como ejemplo de lo que el entendimiento del valor compartido puede implicar, se refirió al negocio vinculado a las actividades extractivas. “En ocasiones, por esa visión limitada de las oportunidades, no se genera el suficiente relacionamiento social, económico, productivo con el entorno del cual depende aquella industria, entonces se alarga esa disociación y se limita el desarrollo del propio negocio. Se debe entender que el valor compartido implica hacer crecer un negocio, pero juntos; ganan todos”, indicó.
Oportunidades
En su exposición remarcó que el valor compartido presenta 3 oportunidades que caminan concatenadas: la mejora y el cambio en los procesos productivos intrínsecos, el desarrollo de nuevos productos, y el trabajo con los clusters sociales, es decir con las empresas que actúan en la zona.
“En la medida en que esta trinidad pueda funcionar de manera más coordinada, podrá tener en el centro, como eje, un valor compartido que sea valioso para todos. Entonces, mientras más instancias sean partícipes y beneficiaras a la vez, estas van a coadyuvar para que un proyecto se desarrolle y surja porque finalmente a todas les va a convenir, pero el desarrollo debe visualizarse de una manera colaborativa”, enfatizó.
Señaló que cuando esa idea se comprende, el negocio se hace más sostenible desde la perspectiva social, medioambiental y económica. Con ello, lo que originalmente parecía razonable -pensar en el propio valor más que en el del resto- termina siendo contraproducente, negativo y hasta lapidario.
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El trabajo
Al retomar el caso de la minera, dijo que si ésta desarrolla un cluster metalmecánico eficaz en su contexto, en colaboración con los mismos microempresarios de la zona, eso va a ser mancomunadamente de interés para todos.
“Si es que hay una zona de agricultura orgánica vinculada a la minera, como los colaboradores de la empresa deben tener una alimentación de la zona más enriquecida en vitaminas, las comunidades partícipes agrícolas deberían sentirse identificadas con ellos porque les dan de comer. Es un beneficio para ambas partes, la mina y la población”, refiere.
Identificar puntos
Cateriano Castello hizo la diferencia entre valor compartido y responsabilidad social. El primero implica hacer crecer un negocio pero juntos, mientras la segunda significa que la empresa da parte de lo que gana porque es responsable con el entorno.
“Muchas empresas tienen programas de responsabilidad social empresarial dentro del cual hay aspectos que pueden ser generadores intrínsecos de valor compartido pero no han sido enfocados así. Lo interesante ahora es entender la idea del valor compartido pues hay una gran oportunidad para promover la sistematización de su uso de manera más planificada, organizada; las empresas ya no van a tener la percepción de que invertir es un gasto porque tendrán la seguridad de que les hará crecer el negocio”, indicó.
Al terminar la exposición hubo un panel en el que participaron los docentes de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Brenda Silupú Garcés y Sandro Navarro Castañeda.

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