22

Feb

2016

Por Diana Aguirre Manrique

Importancia de la gestión del patrimonio cultural

En el Perú hay avances significativos en la sostenibilidad del patrimonio; pero, aún quedan temas pendientes: priorizar la salvaguarda y promoción pública; realizar registros e inscripciones nacionales e internacionales de sitios patrimonios; protegerlos, etc.

Por Diana Aguirre Manrique. 22 febrero, 2016.

Piura es la primera ciudad fundada por los españoles en el S. XVI y, por tanto, posee una valiosa historia colonial y republicana que, junto a la historia de su pasado prehispánico, es la base de su valioso aporte cultural y patrimonial. Además, a lo largo de su historia se ha ubicado en un lugar preponderante a nivel económico.

Desde los años 80, la cultura está considerada como un pilar para el desarrollo. Por eso, junto a los sectores economía, infraestructura, educación y tecnología, la cultura debe tener un rol fundamental porque contribuye a la revalorización continua de identidades y a la transmisión de conocimientos; es fuente inspiradora para la creatividad; potencia el turismo, genera empleos asociados y; aporta a la economía nacional (1,58% al PBI).

Según lo Indicadores para la Cultura y el Desarrollo de la Unesco (IUCD) 2015, pese a que en el Perú hay avances significativos en la sostenibilidad del patrimonio, aún quedan temas pendientes: priorizar la salvaguarda y promoción pública; registros e inscripciones nacionales e internacionales de sitios patrimonios; la protección, salvaguardia y gestión del patrimonio y; generar estrategias de transmisión de su valor y la movilización de apoyo (cooperación internacional, empresa privada, voluntariado, etc.).

En Piura deberíamos iniciar, de manera urgente, una nueva forma de gestionar el patrimonio para aprovechar el potencial que posee como dinamizador social y económico e insertarlo en las políticas públicas. Está en manos de los gobernantes, las instituciones culturales y educativas, la empresa privada y la sociedad civil que este anhelo se haga realidad. Es una responsabilidad compartida que no podemos eludir. El patrimonio, como vehículo de cultura, es parte fundamental de la formación de la ciudadanía.

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