La arquitectura y el urbanismo no son las únicas herramientas para conseguir más seguridad en la ciudad (…) si se prioriza a la persona se puede mejorar mucho la calidad de vida de sus habitantes”.

Por Lola Rodríguez. 29 septiembre, 2016.

El próximo 7 de octubre tendrá lugar la marcha “Quiero mi Piura segura” organizada a raíz de los dos últimos asesinatos ocurridos en las calles de nuestra ciudad. Esta convocatoria denuncia una situación de inseguridad que se percibe a simple vista. Cercos eléctricos, rejas, muros infinitos, tranqueras y calles desiertas alejan a Piura de la ciudad que todos queremos que sea. Por supuesto, una situación como la actual exige medidas excepcionales, empezando por una mayor presencia policial. No obstante, existen estrategias de diseño que también ayudarían a mejorar nuestro entorno.

En primer lugar, destaca la diferencia entre el número de asaltos en el centro y en la periferia. Donde hay actividad, la gente pasea y se usa la calle hay muchas menos agresiones. Sin embargo, en las desoladas calles de las zonas residenciales se localizan los espacios más vulnerables. El crecimiento exclusivamente residencial que está experimentado Piura agrava el problema.

Deberíamos apostar por planes urbanísticos que combinaran usos y huyeran de la zonificación. En segundo lugar, las calles deberían ser transitables, realmente transitables. No es suficiente con proyectar un poco de concreto a ambos lados de la pista, hace falta mucho más. Deberíamos confiar esta tarea en un buen diseño a una escala menor, donde los tipos de vereda y los materiales fueran los adecuados, sin interrupciones, acompañadas de elementos (sombras, vegetación, mobiliario) que promoviesen la movilidad e hicieran más agradable la experiencia de caminar. Por último —quizá sea lo más obvio pero también lo más fácil de resolver—, se echa de menos una iluminación de calidad donde no quede ningún espacio desprotegido y perdido en la oscuridad.

La arquitectura y el urbanismo no son las únicas herramientas para conseguir más seguridad en la ciudad, pero sí se ha demostrado que si se prioriza a la persona se puede mejorar mucho la calidad de vida de sus habitantes. Medellín es el caso más claro de la transformación que puede experimentar una ciudad si se acometen este tipo de planes globales. Ojalá se produzca un cambio de mentalidad en Piura y se disponga de todos los medios posibles para construir una ciudad donde la seguridad sea la base de la convivencia.

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