05

Oct

2020

Artículo de Opinión

El privilegio de envejecer

Comprendamos que la edad es solo un número que no determina para nada nuestro espíritu joven, ni tampoco puede doblegar el niño que todos llevamos dentro.

Por Jaime Ancajima. 05 octubre, 2020.

Vivimos en una sociedad donde se valora la juventud, la apariencia física, la fama, lo material y otras cosas más. Sin embargo, y desafortunadamente, esta pandemia nos ha golpeado en la cara y ha terminado con muchos privilegios, sueños, ambiciones, y, lo más triste, con la vida de miles de peruanos, entre niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad. Hoy día, estar sano, tener trabajo y no enfermarse es toda una bendición. Hemos tenido que cambiar nuestros hábitos de higiene, de trabajo, de interrelacionarnos, y hasta de ver la vida.

Comprendamos que la edad es solo un número que no determina para nada nuestro espíritu joven, ni tampoco puede doblegar el niño que todos llevamos dentro. Hoy, más que nunca, podemos afirmar que envejecer es un privilegio, un arte, un regalo. Sumar canas, arrancar hojas en el calendario y cumplir años debe ser considerado un motivo de alegría y agradecimiento por todo lo recibido y la posibilidad de seguir gozando del maravilloso regalo de la vida.

El envejecer va de la mano con el tiempo. Nuestras arrugas, canas y achaques son el mapa de nuestros caminos y experiencias vividas, de lo cual nos debemos sentir muy orgullosos. Tenemos que agradecer la oportunidad de cumplir años, pues gracias a ella cada día podemos compartir momentos con aquellas personas que más queremos, podemos disfrutar de los placeres de la vida, dibujar sonrisas y construir con nuestra presencia un mundo mejor.

Los sabios dicen que las arrugas son un sincero y bonito reflejo de la edad contada con las sonrisas de nuestros rostros. Al verlas, nos damos cuenta de lo efímera y fugaz que es la vida.

No tengamos miedo de envejecer, de perder capacidades o de enfermarnos. El cumplir años nos debe llevar a mirar hacia atrás y plantearnos qué hemos hecho durante nuestra vida, en qué situación estamos y agradecer por lo logrado y recibido; pero, lo más importante, a plantearnos nuevos retos y objetivos.

Tomemos en cuenta que cada año es una oportunidad para atesorar recuerdos, para hacer nuestros los instantes, para desear seguir cumpliendo sueños y, sobre todo, para poder celebrarlo con la vida y la gente que nos rodea.

La vida es un instante entre la niñez y la vejez. La vida es un regalo que no todos tenemos el privilegio de disfrutar. Es un frasco de suspiros, de tropiezos, de aprendizajes, de placeres y de sufrimientos. Por eso mismo, es maravillosa. Por eso, estimado amigo, recuerda, tu cuerpo envejece sin tu permiso, pero tu espíritu envejece si tú se lo permites.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

Comparte: