• UDEP
  • Lección Inaugural 2018

 

Dr. Antonio Mabres Torelló


Vicerrector de Investigación


Discurso emitido en:
Piura, 21/04/2018
Lima, 18/04/2018

Los aportes de la Universidad de Piura al desarrollo del Perú. Una reflexión a las puertas de los 50 años de la Universidad de Piura

 
Excmo. Vice Gran Canciller, Sr. Rector, Sr. Gobernador y dignas autoridades, ilustre Claustro académico; señoras y señores.

Agradezco mucho la deferencia de haberme encomendado la lección Inaugural en esta apertura del Año Académico 49 de nuestra casa de estudios, a las puertas ya de las Bodas de Oro.

Me propongo en este contexto hacer una reflexión, sobre los aportes de la Universidad a la sociedad a lo largo de esos años. Pido disculpas por las inevitables omisiones.

 

I. Motivos de gratitud

La Universidad de Piura es hoy día una realidad espléndida. Me emociona recordar lo que encontré cuando llegué a Piura en 1974, apenas 5 años después de su inicio: un edificio inconcluso, muy simple, absolutamente sobrio, limpio y bien cuidado en medio de un inmenso arenal a las afueras de Piura. Recuerdo unas lagartijas grandes y de cabeza azulada, que, por algún motivo, pasaban de la arena al piso, sin poder avanzar porque se resbalaban sobre las baldosas enceradas, cuando trataban de huir al acercarse alguien. Aquel arenal, ahora es un bosque que  alberga una fauna silvestre notablemente diversa y, sobre todo, es el ámbito de una vida universitaria intensa de más de 400 profesores y unos 6000 estudiantes de pre y posgrado de 6 facultades.

Esta transformación del campus (que al comienzo algunos llamaban deserticus universitario) es símbolo de la evolución de la Universidad: ha crecido,  ha madurado y ha formado a miles de profesionales que contribuyen a la mejora de la sociedad piurana y peruana. Se ha ido haciendo una verdadera universidad con vocación y capacidad de servicio al país y el mundo.

Desde 1979, la Universidad promueve actividades regulares en Lima, con la Escuela de Dirección- PAD, que ofrece numerosos programas dirigidos al mundo de la empresa, incluidos los clásicos MBA, y un doctorado en Gobierno de Organizaciones. Y, el 2003 comenzó lo que llamamos Campus Lima, donde estudian más de 2500 alumnos de pre y posgrado.

Todo ello es motivo de gratitud: en primer lugar, a nuestro Fundador, San Josemaría Escrivá, y a quienes secundaron su deseo de hacer realidad el pedido del entonces arzobispo de Piura, Mons. Erasmo Hinojosa. Gratitud, a los promotores, que trabajaron desde la Asociación para el Desarrollo de la Enseñanza Universitaria, ADEU, en el diseño del proyecto, en su aprobación (el 12 de junio se cumplirán 50 años de la Ley) y en su implementación en Piura. Gratitud a quienes donaron los terrenos de este campus; y a muchos benefactores imprescindibles en aquellos inicios.

Tengo un recuerdo personal. En 1974, pude saludar a San Josemaría en Roma, días antes de viajar al Perú. Me habló con emoción del trabajo esforzado –heroico llegó a decir– de “los primeros” en Piura. Cuando me incorporé a la Universidad, comprobé la abnegación de los promotores y de los primeros trabajadores: entonces debían hacer de todo y faltaban los medios, pero reinaba un ambiente de alegría extraordinario, que compartían los alumnos. No pensaban que participaban de algo heroico, pero lo hacían.

Nuestra gratitud especial a aquellos pioneros. Y también a muchas personas e instituciones que ayudaron económicamente y de otras formas, por ejemplo gestionando proyectos de Cooperación Internacional. Una verdadera avalancha de generosidad, que permitió a la Universidad salir adelante en años muy difíciles para el Perú y Piura en particular.

Varios protagonistas de esos primeros pasos ya no están en la tierra, como el primer rector, Ing. Ricardo Rey, quien con otros 8 profesores y algunos administrativos se instalaron en Piura con sus familias, dejando su trabajo, sus entornos familiares y amicales. Igualmente, eminentes profesores de la Universidad de Navarra y otras, de España e Italia principalmente, que nos acompañaron de diversas formas y nos visitaban por temporadas: los doctores Vicente Rodríguez Casado, Leonardo Polo, Juan Antonio Pérez López, Umberto Farri y muchos más, que fueron pasando la posta a otros. Me apena no mencionar a muchos pero el riesgo de omisiones injustas me lo impiden.

Una mención especial al personal obrero, de limpieza, jardinería y vigilancia, que con su labor silenciosa y generosa han contribuido a consolidar nuestra seña de identidad. Esta labor humilde contribuye a cumplir el fin de la UDEP: esa limpieza y buen gusto también educan. Vienen bien aquellas palabras del Fundador: “¿Has visto cómo levantaron aquel edificio de grandeza imponente? – Un ladrillo y otro. Miles. Pero uno a uno. –Y sacos de cemento, uno a uno. Y sillares, que suponen poco, ante la mole del conjunto. – Y trozos de hierro. – Y obreros que trabajan, día a día, las mismas horas… ¿Viste cómo alzaron aquel edificio de grandeza imponente? ¡A fuerza de cosas pequeñas!”.

 

II. Una universidad auténtica

Entonces y ahora, con el aliento de nuestro Fundador y de sus sucesores, hemos tenido clara la mira: ser una auténtica universidad, informada por el espíritu de servicio a la sociedad, y por el afán de trasmitir a las inteligencias y los corazones de nuestros alumnos junto a los saberes y conocimientos propios de su formación profesional, valores humanos, así como la luz y el calor de la fe cristiana necesarios para ayudar a construir una sociedad más justa y digna, con oportunidades para todos.

En coherencia con ello, la formación humanística ha sido y será siempre un componente infaltable en los planes de estudio de todas las carreras. Sin ella, la preparación profesional no sería una genuina formación universitaria ni lograríamos cabalmente el ideal de formar “mejores personas, mejores profesionales”.

Tampoco sería posible entender al hombre, sus motivaciones y necesidades, y acertar en el afán de responder a ellas. Pero no solo la formación en el plano intelectual, que proporcionan las ciencias humanas (la historia, la filosofía, la literatura…) y las artes, sino también con la experiencia que proporciona la “vida Universitaria” fuera de las aulas y en iniciativas diversas, especialmente las de voluntariado social.

En relación a la importancia de las humanidades para la formación del estudiante universitario, Drew Faust, rectora de la Universidad de Harvard comenta lo siguiente: Debemos asegurar que nuestros graduados estén adecuadamente preparados para “observar, comparar y decidir”. Las humanidades juegan un papel crítico en este objetivo. El entendimiento se deriva de aquello que es medible y de aquello que no lo es, y se fortalece a partir de los descubrimientos científicos y las pruebas matemáticas, de los rompecabezas filosóficos, y de la literatura y el arte que transforman el corazón y la mente. La educación universitaria debe abarcar todos estos elementos si lo que busca es formar no simplemente empleados o empleadores, sino seres humanos que pueden ayudar a crear un futuro mejor, para ellos mismos y para el mundo entero.  Complemento el enfoque de la Dra. Faust con una reflexión reciente del rector de la Universidad de Salamanca, Dr. Ricardo Rivera: La tradición humanística representa un valor fundamental a la hora de afrontar las tareas que imponga el mundo laboral venidero, cada día más mecanizado”.  En la Universidad de Piura, las humanidades han sido, son y serán, un componente esencial en la formación de nuestros estudiantes en todas las facultades.

Estos primeros 49 años han sido de aprendizaje; como serán los venideros, porque tenemos que aspirar siempre a más: a ser una universidad de primer nivel mundial, como nos pidió en el 2010 el Gran Canciller Mons. Javier Echevarría. Debemos poner lo mejor de nosotros en este objetivo y encontrar la ayuda valiosa de colegas de otras universidades, para sumar esfuerzos dirigidos a la internacionalización de nuestro trabajo académico.

Para ello, la Universidad prioriza la mejor formación doctoral y postdoctoral de sus profesores, en prestigiosas universidades del mundo, la que genera, además, fructíferas relaciones entre colegas. Actualmente, estamos entre las dos universidades peruanas con mayor número de doctores en nuestra plana docente. Y, nos alegra que algunos profesores hayan culminado o estén realizando doctorados en Oxford, New York University, Universidad de Navarra, Duke University, Virginia Tech, Universitat Pompeu Fabra, Universidad Complutense de Madrid, Politécnico de Milán, La Sapieza de Roma, Vancouver School of Economics, Middlesex University, Texas el Paso, por citar sólo algunas.

 

III. Influjo benéfico de UDEP en la sociedad

Una Universidad también debe influir en su entorno: en nuestro caso Piura, el Perú, y por qué no, el mundo entero. Esto es, comprometerse con las necesidades y problemas de la sociedad, que muchas veces serán insumo para la investigación e inspiración para la docencia y el voluntariado. Para hacerlo, de modo eficaz, la Universidad no puede ser un centro de conflicto y cálculo político. Su fin no es la búsqueda del poder político, ni la imposición de una ideología sobre otra; su fin, su esencia, es la búsqueda rigurosa del saber. El mérito del profesor y del alumno universitario, se ha de basar en su capacidad para descubrir y transmitir este saber y no en las alianzas o favores políticos que pueda acumular.

Recojo unas palabras de nuestro Fundador en la Universidad de Navarra en octubre de 1974: La universidad no vive de espaldas a ninguna incertidumbre, a ninguna inquietud, a ninguna necesidad de los hombres. No es misión suya ofrecer soluciones inmediatas. Pero, al estudiar con profundidad científica los problemas, remueve también los corazones, espolea la pasividad, despierta fuerzas que dormitan, y forma ciudadanos dispuestos a construir una sociedad más justa. Contribuye así con su labor universal a quitar barreras que dificultan el entendimiento mutuo de los hombres, a alejar el miedo ante un futuro incierto, a promover —con el amor a la verdad, a la justicia y a la libertad— la paz verdadera y la concordia de los espíritus y de las naciones.

El Perú padece agudos problemas. El principal quizá la corrupción y la falta de honestidad en vastos ámbitos de los quehaceres público y privado, males que solo  se pueden combatir con la formación de personas íntegras y el fortalecimiento de la familia.

Y en nuestra región, donde la Universidad empezó su andadura hace 49 años, vemos tantas necesidades. Sin embargo, hay razones de esperanza y motivos para seguir trabajando para construir una región y un país mejores, con ciudades más seguras y ciudadanos más felices. Suena utópico, pero no, tiene que ser nuestra aspiración y motivación. Quizá es un estímulo dar una mirada a lo hecho por la UDEP en esos 49 años.

Cuando empezó la Universidad Piura era una ciudad grata y bonita, aunque no exenta de periferias con deficiencias y precariedad. Ha crecido mucho, pero con desorden, agravando esas deficiencias, impropias de una ciudad moderna.

Me viene a la memoria la broma que un amigo piurano nos hizo a los dos rectores (de UNP y UDEP) hace 16 o 17 años. Nos dijo: “La culpa de los problemas de Piura la tienen las universidades. Desde que han llegado hemos ido empeorando”. Y es que, cuando estas nacían, en la década de los 60, se vivió la Reforma Agraria; luego arreció la crisis económica e hiperinflación, el terrorismo con sus secuelas de pobreza y migración desordenada, etc. Tiempos duros para Piura y todo el Perú, de los que nuestro amigo bromista nos echaba la culpa.

Gracias a Dios, eso es parte de un pasado lejano. Sin duda, la Universidad de Piura, junto con otras muchas instituciones, ha contribuido a superar esas crisis y se siente honrada por ello,  y deseosa de seguir aportando. No han sido inútiles los esfuerzos por trabajar bien, con  ilusión y dedicación durante casi medio siglo en Piura, así como los 40 años del PAD y los 15 años en Campus Lima.

 

IV. Algunos ejemplos

Cuando comencé a preparar esta Lección inaugural, pensé en hablar del influjo de la Universidad, acudiendo a las cifras de crecimiento económico, competitividad, empleo, etc. Pero desistí, porque no veo forma de precisar qué parte de los incrementos corresponde a cada uno de los actores. Además, aunque importante, el influjo de una universidad no se limita a la actividad económica, sino que se manifiesta, sobre todo, en la vida cultural, en la moralidad de las costumbres, en las vidas transformadas por el conocimiento: tocadas por la verdad y por la amistad; en definitiva: en la felicidad de las personas.

 

a) Apoyo directo a necesidades del entorno

He escogido algunos ejemplos, casi anecdóticos del apoyo al entorno, pero que reflejan más.

Ya en la Memoria del año 2017 que hemos escuchado se ha mencionado el trabajo de más de muchos alumnos voluntarios y de profesores, varios especialistas en procesos, logística y cadenas de distribución, como respuesta inmediata de la Universidad a la emergencia del Niño Costero.

No se trata de algo aislado, sino que desde el comienzo la Universidad ha promovido acciones de apoyo directo a las necesidades del entorno. Recuerdo que este hecho frecuentemente ha causado admiración a profesores y diversas personas que nos visitaban.

Les pido que me acompañen al mes de octubre del año 1987 para revivir un episodio que muestra, por una parte, una situación crítica que vivió Piura y, por otra, el deseo de la Universidad de servir a la colectividad.

La central térmica que abastecía de electricidad a Piura no cubría ni de lejos la demanda. Las restricciones eran cada día mayores, por el aumento de la demanda y el deterioro de los equipos de generación. Uno solo de ellos, una turbina de casi 20 MW, la llamada “turbogás”, llegó a ser más del 75 por ciento de toda esa oferta insuficiente.

Y pasó lo que podía pasar: se malogró una pieza clave de la Turbogás y Piura quedó prácticamente a oscuras. Conseguir el repuesto original iba a demorar meses. Felizmente,  se pudo reconstruir en el Laboratorio de Tecnología mecánica de la Universidad, donde había buenas máquinas herramientas, y, sobre todo, ingenieros y técnicos que se hicieron cargo.  Fueron tres días y sus noches sin apenas dormir hasta lograr el objetivo y sentir la alegría de haber podido hacer un servicio tan necesario.

Aún así, hubo varios años más con enormes deficiencias energéticas. Con buen sentido del humor, el profesor Rafael Estartús solía decir que teníamos “alumbrones” y no apagones, pues tener luz era lo excepcional. Los grupos electrógenos, lámparas y velas estaban a la orden del día en las casas y en las industrias, ocasionado costos adicionales e incomodidades.

Este ejemplo podemos verlo, en definitiva, como una metáfora del papel que, fiel a su espíritu fundacional, cumple la Universidad: irradiar la luz del conocimiento a través de lo que le es propio: la búsqueda de la verdad, y, en consecuencia, una docencia e investigación que ayuden a la sociedad   –y directamente a nuestros alumnos– a huir de las tinieblas del atraso, la ignorancia, la pobreza, la inacción, la corrupción y el abandono.

Podemos mencionar otros muchos proyectos de desarrollo social, como los del Centro Universitario de Medicina Preventiva, el CUM, que surgieron a raíz de una epidemia de Cólera (en 1991) y que tuvo continuidad en las postas médicas del Medio Piura y zonas aledañas; o el Centro de rehabilitación nutricional para niños en Los Algarrobos. Así como un proyecto de Salud Pública, de prevención y educación con medios audiovisuales llevado a cabo en el Centro de producción Audiovisual. Y varios para el aprovechamiento nutricional de la algarroba y promoción de industrias rurales en base a ese fruto. Todos contaron con la financiación de la Unión Europea, y participación de entidades como el Istituto per la Cooperazione Universitaria (ICU) y Manos Unidas, entre otras.

Posteriormente, desde distintas facultades y centros, como el Instituto de Hidráulica y la Sección de Energía, numerosos proyectos beneficiaron a poblaciones rurales, de la frontera peruano ecuatoriana  y de la sierra de Piura, dotándolas de sistemas de agua potable, luz, centros de cómputo, internet, basados en energía solar; así como acciones de mejora del ambiente, salud, capacitación magisterial, y un largo etc.

Dos casos emblemáticos fueron los programas “Lancones” y “Chalaco”. En total, desde el 2002, cuando se formalizó la oficina de proyectos, ha habido 37 proyectos sociales y de desarrollo. Además de los beneficios mencionados, se procuró, sobre todo, impulsar la educación básica en sus tres niveles, como pilar fundamental del desarrollo, pues ayuda a las personas a adquirir competencias y habilidades que las harán promotoras de su propio desarrollo humano.

Y esos proyectos de desarrollo social han permitido también   complementar y enriquecer la labor universitaria de profesores y alumnos, que así conocen mejor la realidad, y les evidencia que el resultado del trabajo académico no queda en anaqueles de biblioteca, sino que está llamado a fecundar todos los ámbitos de la sociedad,  dando paso a una civilización con derechos y deberes, con obras humanas y del espíritu que enriquecen y hacen más próspera y respetuosa la convivencia. Este trabajo les hace mejores personas.

 

b) Principio de igualdad de oportunidades

Sin duda, el principal aporte a la sociedad son los profesionales bien formados que egresan año a año al mundo laboral.

El ideal de igualdad de oportunidades, que la Universidad de Piura hizo suyo desde el inicio, ha beneficiado a muchos alumnos con becas o semibecas. Actualmente, otorga un 10 % de becas completas, además de las que reciben los hijos de trabajadores. Es una carga que la Universidad lleva con gusto, como expresión de su compromiso social, y con la ilusión de que quienes comparten sus ideales también compartan esta carga.

Y, de hecho, en distintos momentos se han sumado entidades públicas y privadas, brindando becas a determinados grupos. Por ejemplo, en los últimos 15 años, el Gobierno Regional de Piura ha concedido, en total, 16 becas a estudiantes de la sierra y del Bajo Piura; la empresa de energía (Sinersa) ha dado 68 becas para hijos de trabajadores y de socios de juntas de usuarios de su zona de influencia. Y, en años recientes, nuestros exalumnos han empezado a organizarse para otorgar becas de pregrado, para que otros gocen de las oportunidades que ellos tuvieron.

Desde 2011, se han sumado los programas del Ministerio de Educación, con la Beca Bicentenario de la Independencia del Perú (2011) y las del Pronabec, desde el  2012. Actualmente, tenemos 733 beneficiarios de Beca 18, Beca Excelencia o Beca Vocación de Maestro, 132 de ellos, en Campus Lima. Son jóvenes de zonas alejadas y de pobreza extrema, que se han integrado muy bien al ambiente universitario,  con la ayuda de sus profesores y compañeros. Algunos, son primeros puestos e incluso, puedo afirmar con satisfacción que han contribuido a mejorar el ambiente de estudio y la participación en actividades extracurriculares del conjunto.

 

c) Formación de personas

El aporte a la sociedad no está exclusivamente ligado a las becas y ayudas económicas (tan importantes para los estudiantes y su familia), sino, sobre todo, a la formación humana de profesionales íntegros y competentes, que tanta falta hacen al país. Por eso, doy algunos ejemplos de ese aporte que son nuestros egresados.

Podría relatar las muchas felicitaciones recibidas por la Universidad debidas a la buena actuación de sus egresados y sus logros relevantes. Yo también los felicito y agradezco que nos hagan quedar bien. Algunos tienen una mayor visibilidad porque ejercen o han ejercido importantes cargos públicos; ojalá muchos más se decidan a servir al Perú en el ámbito de la función pública y en la actividad política, que, bien ejercida, contribuye al bienestar de millones de peruanos.

Cuento otra anécdota: un ingeniero, egresado a comienzos de los 80, trabajaba –creo que aún lo hace– para un grupo empresarial  grande. En una oportunidad le pregunté cómo le iba. Me contó que había sido felicitado por sus jefes, pues los resultados de su trabajo (que consistía en reclutar profesionales) habían sido muy buenos. Él me  confesó con cierto aire de picardía que su labor no tenía mucho mérito, porque la raíz de su éxito era escoger gente de la Universidad de Piura. Y, es que, nuestros egresados están muy valorados en el medio profesional, por su formación integral: técnica, científica y en valores.

Hace años, antes del inicio de la carrera de Ingeniería Mecánico-Eléctrica, me contaron la anécdota de un joven ingeniero industrial en una estación del oleoducto Norperuano, que pudo resolver una grave avería en las turbinas de impulsión, con la admiración de los directivos y colegas por el hecho de no ser ingeniero mecánico.  Actualmente ya existe esa carrera y uno de sus egresados tiene encomendada la dirección técnica del proyecto de más alta complejidad en este momento en el país, que  es la modernización de Refinaría de Talara.

Me llena de satisfacción que una egresada de la Facultad de Ciencias de la Educación sea la Directora del Colegio de Alto Rendimiento, COAR-Piura, y otros muchos trabajan en colegios públicos y privados de la región.  Cuánto bien hacen con su vocación docente vivida con competencia e ilusión. Ojalá fueran más los postulantes a Educación, que siempre ha atraído a jóvenes con ideales y gran corazón.

Hace poco, un egresado de la Facultad de Comunicación me contó sobre su brillante carrera. En poco tiempo ocupó puestos directivos en una empresa del sector  pesquero, con buen sueldo, viajes, etc.; pero la observación del contraste con las necesidades de tanta gente, que son, sobre todo, de educación, le han llevado a hacer un alto para dedicarse a ser profesor en un colegio en una población alejada, por el programa “Enseña Perú”. En un testimonio dice: “Una educación de calidad te otorga el poder para transformar la realidad en favor de quienes lo necesitan”.

Otros muchos egresados de Comunicación, en sus distintas ramas, ejercen con éxito su profesión en el país o en el extranjero: los directores de los principales medios de Piura tradicionalmente han sido egresados nuestros. Y no pocos han recibido reconocimientos. Qué importante aporte el de los profesionales que ponen a la luz una buena información, veraz y oportuna, que promueve sentimientos de solidaridad, deseos de servir y aliento ante ejemplos  admirables que necesitamos conocer.

No quiero dejar de referirme al creciente número de graduados que optan por hacer empresa, con emprendimientos innovadores en algunos casos, apoyados en la tecnología, o con un perfil más clásico, como varios exalumnos que son exitosos empresarios de la Agroexportación en nuestra región.  A uno de ellos lo animé a promover actividad empresarial en la sierra, en el contexto rural y me reconoció que lo que había intentado pero sin éxito. Ojalá él y otros insistan, para ayudar a elevar las condiciones de vida de la población de esas zonas apartadas.

La Facultad de Derecho todavía no cumple los 30 años, pero ya ha dado frutos sobresalientes gracias a la alta calidad de su claustro académico y de los profesionales egresados. Cuántas esperanzas depositadas en ella para mejorar el sistema de justicia del país, aportando fiscales y jueces bien formados y honestos. Entre sus fortalezas está la enseñanza e investigación en el Derecho Administrativo, en el pregrado y posgrados, y una producción editorial muy relevante.

Desde 2003, la Facultad de Humanidades tiene la carrera de Historia y Gestión Cultural, única en el país. Forma profesionales para que pongan en valor el riquísimo patrimonio cultural del Perú, como un elemento esencial del desarrollo. Varios egresados destacan ya en su trabajo en el Ministerio de Cultura, en el de Educación, en la Municipalidad de Lima, en museos de sitio y otros. Además, profesores y alumnos colaboran en programas de desarrollo cultural: por ejemplo, Alma Tallán que apoya a las artesanas de paja toquilla en Catacaos y, en La Arena ha contribuido a reconocer la cultura viva comunitaria.

En Lima, la Facultad ofrece estudios de posgrado, en particular, un doctorado en Humanidades con mención en estudios sobre cultura.

Unas palabras sobre la Escuela de Dirección-PAD. En sus 39 años de vida ha tenido un importante impacto en la actividad empresarial del Perú, formando a varios miles de empresarios que contribuyen al desarrollo del país, haciendo empresa, generado puestos de trabajo. El PAD ha ido abriendo camino con audacia y magnanimidad. Con la asesoría del IESE de la Universidad de Navarra empezó la primera maestría de nuestra Universidad, en 1989, con el MBA, luego el primer doctorado, PhD en Gobierno de organizaciones. Y puestos a mencionar méritos, el libro Gobierno de personas, con su modelo antropológico, ha sido el más traducido y el más vendido hasta ahora entre los publicados por la Universidad de Piura. Hace poco se ha creado el CARD, siglas en inglés del centro para la Investigación aplicada y desarrollo, que va directamente a investigar la problemática y los retos planteados en el Perú actual, para lo cual convoca a empresarios, políticos y académicos.

Vuelvo a relatar una experiencia personal, cuando estaba muy cerca en Piura de alumnos del Máster del PAD. Varios de ellos me confesaban con franqueza que habían esperado mucho de su maestría, pero que la realidad superaba con creces, porque más allá de haber aprendido, habían cambiado gracias a ella en sus actitudes y hasta en su vida personal.

Podría seguir poniendo ejemplo de egresados de las otras carreras: de Contabilidad, que suelen tener ofertas de trabajo desde antes de terminar, y de Economía, casi siempre primeros puestos en los Cursos del BCR. Y estoy seguro de que cuando terminen nuestros alumnos de Psicología y Medicina (todavía no egresa la primera promoción) marcarán un signo distintivo de humanización de esas profesiones. Y otro tanto Arquitectura, de la que tanto necesitamos en Piura, para mejorar nuestro desarrollo urbano.

 

d) Investigación e innovación para la competitividad y el desarrollo sostenible

Ahora, quiero referirme brevemente a la investigación, el quehacer genuinamente universitario, inseparable de la enseñanza.

Desde el comienzo hubo una clara conciencia de la necesidad de investigar. Algunos aportes relevantes los hizo nuestro querido Dr. Ramón Mugica, iniciador de la oceanografía en el Perú, antes de venir a Piura,  y de los estudios sobre el Fenómeno El Niño en nuestra universidad. A él y a sus colegas, les debemos la participación de la Universidad en importantes proyectos científicos, como el del radar del Campus y el de la Antártida, que han permitido la formación doctoral de exalumnos y la continuidad de esos estudios en el Laboratorio de Física.

También, casi desde los inicios se investigó sobre el fruto del algarrobo y sus propiedades para alimentación, y en otros aspectos relacionados con ese importante recurso.

Posteriormente se empezó a destacar con algunos proyectos que han abierto camino en las nuevas tecnologías en la región y en el país. Así, el primer sistema basado en Controlador Lógico Programable, PLC, que se instaló en Petroperú, fue desarrollado en la UDEP; el primer sistema de tráfico vehicular controlado inteligentemente con microprocesador, uno de los primeros desarrollados por peruanos en el país, lo instaló la Universidad en Piura.

El Instituto de Hidráulica destacó en el país, llevando a cabo investigaciones aplicadas, con modelos a escala para casi todas las obras hidráulicas del país. Menciono otro recuerdo. Vino a Piura, para ver los resultados de un modelo para el proyecto Charcani 5 (en AQP), un ingeniero alemán que trabajaba para le empresa constructora de esa obra, y comentó que en su Laboratorio en Alemania se había hecho años antes el modelo hidráulica de la represa de los Ejidos. Él estaba gratamente impresionado por el trabajo del IHHS y dijo que si hubiera estado unos años antes, habría podido hacerse aquí ese trabajo, como se han hecho tantos otros después.

A partir del 2000, el impulso de la investigación aumentó de modo creciente, debido a las políticas estatales de fomento a la investigación e innovación. Lamentablemente, no incluyen, hasta la fecha, las áreas de Humanidades y Ciencias sociales, por falta de visión del impacto positivo y trascendental que podrían tener esas investigaciones en la sociedad.

La Facultad de Ingeniería ha desarrollado gran número de proyectos (más de 90), la mayoría financiados por Concytec e Innóvate Perú del Ministerio de la Producción, muchos de alto impacto en la producción agrícola, agroindustria rural, exportación y otros.

Un ejemplo de investigación aplicada ha sido el diseño de un módulo de producción de panela granulada para exportación de azúcar orgánica en poblados de la sierra de Piura, en el Área de Energía, que ha permitido duplicar la productividad y la eficiencia energética, mejorando las tecnologías existentes y respetando el medio ambiente.

Se han desarrollado metodologías para obtener la “firma digital” del cacao orgánico y del café; y mejoras en los procesos de secado, con secadores solares, y la fermentación, que están siendo instalados en Buenos Aires (Morropón), mejorando la productividad al menos en un 30 por ciento.

Esos y otros ejemplos que no menciono inciden en la mejora de las condiciones de vida en poblaciones de escasos recursos.

En el sector militar, con el proyecto Varayoc el Estado peruano desarrolló, por primera vez, tecnología propia para sus fragatas misileras.  El diseño y desarrollo de los sistemas de instrumentación y control lo hicieron nuestros profesores y la Marina de Guerra del Perú, y cumplen estándares Internacionales de alto nivel.

Desearía poner más ejemplos y también del ámbito de las humanidades y ciencias sociales, pero el tiempo me lo impide. Ya la Memoria ha mencionado el proyecto San Miguel de Piura, o “Piura la Vieja”, iniciado en 1988, que es una apuesta de largo aliento, por la recuperación de nuestro pasado arqueológico histórico temprano. Su comprensión y puesta en valor son fundamentales para generar una transformación de las poblaciones aledañas al sitio y un mejor conocimiento de nuestra historia nacional.

El Instituto de Ciencias para la Familia promueve investigación universitaria de la sexualidad, el amor humano, el matrimonio y la familia, desde la óptica científica –y, por tanto, multidisciplinaria– , sustentada en una visión cristiana del mundo, propia de nuestro Ideario. Una muestra concreta de su incidencia es su participación, desde 2011, en el consorcio de investigación internacional World Family Map Project, que elabora reportes anuales, en publicaciones científicas, sobre diversos indicadores que muestran el estado de la familia en el mundo.

Y finalmente el Centro de Asesoría Empresarial, de la Facultad de Ciencias económicas y Empresariales, con su trabajo reciente junto al MIT estudia a profundidad los factores que limitan la productividad de las mypes en la Región Norte.

 

V. Mirar el futuro y sus retos

La mención muy parcial de ejemplos manifiesta una vocación de la Universidad de Piura por formar profesionales y llevar a cabo investigación e innovación que contribuya al mejoramiento de nuestro entorno y de toda la sociedad. No podemos claudicar de esta misión, desde nuestra identidad que es el estudio y profundización en los saberes y en su aplicación.

Los retos para lograr la excelencia los tenemos claros: seguir buscando la excelencia personal de cada profesor, fomentando la relación entre colegas y maestros; y continuar promoviendo la colaboración académica con otras universidades, el gobierno y la empresa.

En este sentido, el proyecto de Agenda Regional, en el que el Gobierno Regional, la Cámara de Comercio y Producción de Piura, la Universidad Nacional de Piura y la Universidad de Piura, con financiación del Concytec, han trabajado durante más de dos años es solo un punto de partida, que nos muestra el camino: sumar esfuerzos, cada uno desde su ámbito, con una buena coordinación que requiere confianza, trabajo en equipo, y muchos más valores, como los la Universidad de Piura procura encarnar y trasmitir.

 

Debo terminar y lo hago planteando una pregunta que mira al futuro: dentro de 50 años, cuando la Universidad de Piura celebre su primer centenario, ¿qué balance sacarán entonces quienes lleven las riendas de esta magnífica empresa humana? Con seguridad, enumerarán centenares de proyectos. Sus campus estarán más vivos. Su influencia habrá llegado a más rincones del mundo… Pero, sobre todo, estarán agradecidos porque los hombres y mujeres de la Universidad de Piura (algunos que no han nacido todavía) les habrán señalado un camino de fidelidad al espíritu universitario fundacional –de búsqueda de la verdad y afán de servicio– que impregnó San Josemaría cuando alentó que este obra se levantara en medio de un desierto. Solo hay que mirar hacia atrás por el retrovisor de la memoria, hacia ese pasado en el que nueve profesores y un pequeño grupo de alumnos empezaron las clases entre unos arenales, ver este presente verde y colorido, con miles de alumnos y centenares de profesores, para avizorar ese ilusionante porvenir. Un futuro que hoy, con el esfuerzo de todos, estamos construyendo para el Perú y el mundo de mañana.

 

Muchas gracias.

 

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