- UDEP
- Lección Inaugural 2016
Carlos Fernández-Dávila Anaya
Arquitecto y urbanista
Discurso emitido en:
Piura, 23/04/2016
Lima, 20/04/2016
El Perú y sus retos urbanos
La ciudad es el mayor y más complejo producto creado por el ser humano pues ninguna otra empresa se le aproxima en complejidad e inversión. (…) Lo curioso de esta situación es que justamente en estos espacios de conflicto y a la vez de necesaria tolerancia es donde la humanidad ha encontrado la mejor forma de desarrollarse de manera más eficiente y eficaz.
Distinguidas autoridades, profesores, alumnos y público en general
Agradezco la gentileza que han tenido al invitarme a brindarles esta lección inaugural, en la cual espero poder transmitir mis inquietudes personales, profesionales y académicas respecto a la situación de nuestras ciudades y sus retos a los profesionales de nuestro país.
Asimismo, aprovecho para agradecer públicamente a las Autoridades de la Universidad de Piura por haberme invitado a formar parte del Comité Consultivo de la recientemente creada Facultad de Arquitectura; la misma que gustosamente acepté motivado por la iniciativa de fundarla en la ciudad de Piura, entendiendo que ello más que obedecer sólo a consideraciones de mercado, era un decidido gesto a favor de la ansiada descentralización de nuestro país.
Permítanme empezar esta breve disertación compartiéndoles que prefiero definirme como un arquitecto en ejercicio que acostumbra reflexionar en el ámbito académico sobre su quehacer profesional. Me formé en una universidad pública; específicamente en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú en los turbulentos años 70, donde tuve excepcionales maestros, quienes eran los principales arquitectos en ejercicio en el país. Ellos además de inculcarme la pasión por la arquitectura y el urbanismo, me transmitieron su sentido del deber para con nuestra Alma Mater que se materializaba en su labor docente. Me enseñaron además que un profesional jamás debe guardarse nada para sí, sino que debe dar todo lo que sabe, habiendo además constatado en mi vida profesional y docente que al hacerlo se cumple la conocida frase franciscana que dice “porque dando se recibe”. Enseñar es por ello no sólo un deber sino una condición para ejercer coherentemente mi profesión.
Introducción al tema urbano
Sobre el tema que me voy a permitir tratar ante ustedes, debo reconocer que podría parecer algo muy específico de mi profesión y que no tiene mayor relación con todos los distintos campos de enseñanza que desarrolla la Universidad de Piura en sus distintos programas académicos, más espero demostrar que dada la gigantesca tarea que tenemos por delante en relación a la cuestión urbana en Perú, necesitamos del concurso de todos los profesionales desde sus distintas áreas de especialización.
La ciudad es el mayor y más complejo producto creado por el ser humano pues ninguna otra empresa se le aproxima en complejidad e inversión. En ellas tal como lo explica el Profesor Correa López al analizar el mito de Prometeo de Platón, “…existe la posibilidad de que los hombres nos podamos soportar unos a otros, vivir juntos a pesar de nuestras diferencias e intereses egoístas, lo que va a depender de la adopción de una ley común y del reconocimiento de dos principios básicos, como son la justicia y la equidad”[i]. Empero, esta tolerancia no está exenta de tensiones tal como lo ha descrito el sociólogo y urbanista Manuel Castells en sus múltiples escritos, dado que en esta convivencia urbana se contraponen la multiplicidad de visiones individuales de sus habitantes[ii].
Lo curioso de esta situación es que justamente en estos espacios de conflicto y a la vez de necesaria tolerancia es donde la humanidad ha encontrado la mejor forma de desarrollarse de manera más eficiente y eficaz.
Edward Glaeser, prominente economista urbano de la Universidad de Harvard, en su fundamental libro “El Triunfo de la Ciudad”[iii], nos demuestra que los países más prósperos son aquellos eminentemente urbanos en contraposición a los países eminentemente rurales. Esta aseveración es muy lógica pues la ciudad permite y hasta propicia el intercambio entre los seres humanos multiplicando las posibilidades de creación en los distintos campos del saber humano, y facilitándole el poner en contacto sus ideas con las de otros hombres de manera directa y de forma muy dinámica.
Este triunfo de la vida urbana no está exento de problemas. Las ciudades vienen creciendo aceleradamente dado que reciben constantemente poblaciones provenientes del ámbito rural, motivadas por sus aspiraciones al progreso personal y familiar. Es así que más de la mitad de la población mundial ya es urbana, lo cual pareciera que viene afectando la capacidad de sostén a la vida humana, y de muchísimas otras especies que habitan nuestro frágil planeta. Esta afectación planetaria se explicaría por cuanto lo urbano viene exigiendo patrones de consumo poco razonables.
Para entenderlo, debemos reconocer que la ciudad es un sistema abierto, es decir consume más de lo que produce y para resolver sus necesidades básicas recurre a otros sistemas, por lo general naturales. Si además tomamos en cuenta que la gran mayoría de artefactos que actualmente consideramos necesarios para vivir no provienen de ella misma sino que son traídos mayoritariamente de fuera utilizando medios de transporte que utilizan combustibles fósiles, podremos comenzar a comprender su -impacto en el frágil equilibrio ambiental planetario. Esta situación crecientemente alarmante, ha llamado a que en muchos foros internacionales y nacionales se exija procesos más eficientes y eficaces para casi todo el quehacer humano, el cual como dijimos está directamente relacionado con su modo de habitar urbano.
Lo curioso es que esta exigencia se haya vinculado directa y estrechamente al concepto de “sostenibilidad”, cuya definición según el Diccionario de la Lengua Española es aquello que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente. Lamentablemente, su uso generalizado sin tener conciencia de lo que ello exige e implica, ha hecho que esta palabra sea calificada por muchos expertos como una “sprayword” o “palabra aerosol”, término utilizado para referir a aquellas que mucha gente utiliza, sólo porque debe ser usada, pero que usualmente no tienen idea de lo que implica.
…somos cada día más personas las que habitamos la Tierra de manera ineficiente en un marco físico que se torna obsoleto rápidamente, sin tener la capacidad social y política de diseñar los mecanismos legales y económicos necesarios para enfrentarlo.
Hacer una ciudad sostenible, significa que debemos convertirla en un sistema cerrado, lo cual por su propia naturaleza es en la actualidad imposible. Personalmente pienso que no será posible lograr la sostenibilidad de una ciudad en un futuro inmediato, más espero podamos lograrlo en uno que probablemente sea lejano. Sin embargo esto no es impedimento para que hagamos esfuerzos intensos y razonablemente encaminados para tender a ello, es decir para tratar de ser más eficientes y eficaces en la forma como habitamos urbanamente en nuestro planeta.
Si observamos detenidamente como venimos habitando la Tierra y principalmente como lo hacemos en nuestro país, nos daremos con la sorpresa que lo hacemos de la peor manera posible. Usualmente buscamos ocupar amplios territorios para tratar de cumplir el anhelo de la “casa propia”. Esto produce ciudades sumamente extensas que obligan a sus habitantes a recorrer enormes distancias para ir a sus centros de actividad; además de la exigencia de movilizar todos los servicios y bienes para satisfacer nuestras demandas diarias.
Pareciera urgente que aprendamos a vivir de manera más compacta, y aprendamos también a movernos de manera más eficiente. Al respecto Edward Glaezer[iv] menciona que como resultado de sus múltiples investigaciones en la materia, pareciera posible acercarnos a esta meta sólo en ciudades altamente concentradas y densas, pues sólo ellas podrían lograr las economías de escala suficientes para solventar eficiente y eficazmente su “metabolismo urbano”.
Este aprendizaje implicará una necesaria transformación de la estructura urbana de nuestras ciudades para responder a esta urgente necesidad, pero a la vez para responder de manera rápida y coherente a la forma como una sociedad urbana se organiza diariamente. Lamentablemente este proceso es más lento de lo necesario y por ello se produce a menudo lo que los urbanistas denominamos “obsolescencia urbana”. Es decir, el marco físico que alberga a la sociedad se vuelve obsoleto y por tanto no responde adecuadamente a las distintas y cambiantes necesidades sociales.
En países de tradición latina como el nuestro, esta situación se torna más delicada pues el marco normativo que perfila este marco físico, es usualmente muy rígido y de difícil modificación, complicando aún más la situación anteriormente descrita y propiciando que nuestras ciudades sean sumamente informales y por tanto sumamente ineficientes.
En síntesis, somos cada día más personas las que habitamos la Tierra de manera ineficiente en un marco físico que se torna obsoleto rápidamente, sin tener la capacidad social y política de diseñar los mecanismos legales y económicos necesarios para enfrentarlo.
Lo urbano en Perú
Para tratar sobre la cuestión urbana en Perú me parece pertinente empezar por recordar la realidad territorial sobre la que se asientan nuestras ciudades.
El territorio peruano es el tercero más grande de América del Sur y posee tres grandes regiones: costa, sierra y selva, que ocupan el 11%, 30% y 59% respectivamente.
Cuenta con 28 de los 32 tipos de clima del mundo, y 84 de los 114 microclimas, albergando más del 75% de los ecosistemas del planeta. Como muestra de ello, dentro de este vasto territorio y debido a la singularidad del mismo, existen 62 áreas naturales protegidas que cubren un total aproximado de 127 mil kilómetros cuadrados, lo que corresponde al 4,3% de la superficie del país, teniendo un maravilloso catálogo de diversidad natural que nos debería motivar a preservarlo y presentarlo al mundo como el tesoro que es.
En síntesis, nuestro territorio es muy variado y su accesibilidad muy compleja, por tanto el asentamiento humano en el mismo ha sido y es una empresa sumamente difícil.
Su poblamiento se pudo realizar gracias a que los grupos humanos migrantes descubrieron la tecnología pertinente para poder proveerse de agua y alimento en esta compleja geografía. Según diversos expertos este proceso previo a la llegada de los españoles tomó alrededor de diez mil años hasta la aparición de Chavín y otros dieciséis mil hasta la formación del estado inca, tal como le llamó María Rostworowski[v], y que aglutinó los distintos desarrollos regionales siguiendo las leyes de la reciprocidad. Este difícil poblamiento prehispánico exigió una actitud muy particular ante la variada geografía que dio como resultado un razonable aprovechamiento de los recursos naturales lo cual podemos constatar a través del valioso patrimonio arqueológico con el que contamos y que es considerado como uno de los más ricos del planeta.
Perú es considerado uno de los siete focos originarios de cultura en el mundo, existiendo en él más de setenta sitios arqueológicos considerados de uso turístico, y contando con lugares inscritos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO tales como el Sitio arqueológico de Chavín, la Zona arqueológica de Chan Chan, el Santuario Histórico de Machu Picchu, las Líneas y Geoglifos de Nazca y de Pampas de Jumana, entre otros.
El asentamiento español tomó muchas veces como base el anterior asentamiento indígena siendo una prueba de ello la magnífica superposición que podemos observar en la ciudad del Cusco. Pero además de ello, superpuso una forma de ocupación territorial que difería mucho respecto de la autóctona; ante la ocupación fragmentada que permitía un uso razonable y eficiente de los distintos pisos ecológicos, se superpuso una extensiva que abarcaba el territorio como un todo continuo.
Sobre la base de estas formas de ocupación territorial, y sobre el trazado de muchas nuevas urbes en la conquista, se consolido la ocupación territorial creando un vasto conjunto de ciudades basadas en lo productivo, extractivo y comercial, y que en la actualidad se ha desarrollado de manera intensa pero desequilibrada.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática – INEI, a junio de 2011 el 74% de la población peruana vivía en Centros Poblados considerándosele como población urbana, mientras que sólo el 26% vivía en el ámbito rural. Para el año 2014 el Banco Mundial establecía que ya debíamos tener un 78% de población urbana, mientras que a nivel mundial el promedio para dicho año la ubicaba en el 53.4%.
La tarea primera y más urgente a mi entender es formar ciudadanos, enseñar a toda la gran población recientemente urbana a residir en una ciudad entendiendo que el bien común está por encima del bien individual.
Nos hemos transformado en una sociedad urbana de manera más acelerada que el promedio del planeta, y según el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento de Perú, esta población urbana de alrededor de 27 millones de personas vive en aproximadamente 7.5 millones de viviendas distribuidas en 98 mil Centros Poblados. Estos centros poblados que se catalogan en poblados dispersos, caseríos, pueblos, villas, y ciudades se reparten en la tres regiones naturales del país, debiendo hacer notar que la mayor parte de ellos se encuentran en la sierra con 70,504 centros poblados pero que sólo albergan al 17% de la población nacional, mientras que en la costa se ubican sólo 11,073 centros poblados albergando al 76% de la población. Y por supuesto es necesario mencionar el caso de la selva, donde se ubican 16,434 centros poblados albergando al 7% de la población nacional en un territorio que representa el 59% del territorio nacional.
Se acentúa la tendencia a la concentración de población en pocos centros urbanos localizados de manera principal en la costa, con desigual ocupación principalmente en la sierra y selva, lo cual no permite el desarrollo eficiente de actividades económicas que aprovechen estos vastos territorios. La costa sigue siendo el espacio históricamente privilegiado por la población urbana debido a la presencia de puertos que facilitan el comercio y la pesca, así como su asentamiento en valles, aunque muchos de ellos relativamente pequeños, que proveen el agua necesaria para la población así como algunos alimentos básicos.
Para manejar el tema urbano en Perú se cuenta con el concurso de los gobiernos sub-nacionales y con la participación del gobierno central a través de sus diversas carteras ministeriales. No obstante, cabe mencionar que la estructura política privilegia el trabajo sectorial en contraposición a la realidad urbana, que por su propia naturaleza es multisectorial. A los gobiernos sub nacionales a nivel local, es decir los municipios ya sea provinciales o distritales, se les relega a un ámbito de administración no multisectorial y no se les ayuda a manejar integradamente las ciudades como a muchas otras de la región y del mundo que han emprendido procesos de desarrollo urbano con enorme éxito. Urge por tanto repensar la forma de actuación multisectorial que exigen las ciudades ante una forma de actuación unisectorial e independiente que no permite la integración.
En el estudio Perú – Hacia un Sistema Integrado de Ciudades [vi] elaborado por el Banco Mundial, se propone pensar las urbes según la función que desempeñan dentro de un sistema. Por un lado, las ciudades grandes son fundamentales para conectar los mercados internos con los mercados internacionales; tienen el potencial de ser importantes polos para la generación de conocimiento y capital humano; y pueden servir como centros administrativos nacionales y albergar a las principales instituciones del país. Por otro lado, las ciudades pequeñas deberían servir mayormente a un propósito regional, apoyando en la provisión de servicios básicos de calidad en sus áreas de influencia, y pudiendo ser usadas como centros administrativos locales que realizan labores de intermediación entre su área de influencia y los centros administrativos de mayor nivel. El espacio entre estas dos escalas, debe ser cubierto por ciudades intermedias capaces de articular los grandes centros urbanos con las redes de ciudades locales. De esta manera se podría constituir un segmento urbano importante dentro de un sistema de ciudades que beneficia la productividad y el crecimiento.
Sólo Lima se podría categorizar como una ciudad grande, que se caracteriza por ser el Centro Administrativo Nacional del país, y poseer una amplia conexión con los mercados internacionales. Se constituye así en un polo para la generación de conocimiento y capital humano, así como para servicios, concentrando industrias de alto valor agregado pues requieren una fuerte integración y acceso a mercados internacionales.
Las ciudades en función de su población y con potencial para ser consideradas intermedias en Perú son Arequipa, Trujillo, Chiclayo, Iquitos, Piura, Cusco, Chimbote, Huancayo, Tacna, Juliaca, y como caso excepcional la ciudad de Pucallpa por su ubicación. Estas ciudades estarían llamadas a ser los Centros Administrativos de su Región, donde se desarrollarían servicios de conocimiento y capital humano para la economía regional, y deberían convertirse en polos para servicios e industrias que apoyan la actividad económica regional, teniendo la ventaja de que no requieren alta integración y no están afectadas por el alto costo de la congestión que sufre la capital.
Sin embargo, múltiples barreras impiden el desarrollo armónico de este “incipiente sistema de ciudades”, ya que pese a la alta congestión en Lima, aún muchas ciudades no ofrecen las mismas oportunidades que ella; adolecen de una inconsistente calidad de sus servicios públicos y privados; existen diversas barreras burocráticas; además de escasa planificación y errático manejo de la tierra; sus sistemas de transporte urbano son insuficientes y muy limitados; y tal vez lo más importante es que sus mercados laborales son aún precarios en comparación con la capital.
Retos urbanos en Perú
Esta situación nos plantea diversos retos para todos los peruanos en general, pero personalmente que hay tres que deberían resolverse con mayor urgencia y con el concurso de los profesionales en ejercicio y en formación.
Reto Uno: Formar ciudadanos
La tarea primera y más urgente a mi entender es formar ciudadanos, es decir enseñar a toda la gran población recientemente urbana a residir en una ciudad entendiendo que el bien común está por encima del bien individual. Sólo así nos comportaremos como personas que pueden habitar coherentemente estos espacios de interacción sin que nuestros actos perjudiquen a los demás.
…debemos promover el desarrollo y fortalecimiento de las ciudades intermedias en el marco de un sistema eficiente y eficaz de ciudades integradas. Su empoderamiento permitiría mejoras en su atractivo, procurando una mejor conectividad, en el marco de un necesario proceso de planificación.
Esta tarea puede empezar por las universidades, procurando que nuestros alumnos sean conscientes de ello, para que a su vez sean agentes de enseñanza en sus medios de actuación. Urge incluir en la estructura curricular escolar esta materia para que desde niños, así como ahora se inculca que fumar es dañino, se aprenda que para vivir en una ciudad debemos respetar a los demás empezando por cumplir las normas elementales. Su cumplimiento no es un deber más, es la expresión de respeto hacia uno mismo y los demás
Reto Dos: Posicionar la ciudad en la Agenda Nacional
Lo segundo es ayudar a posicionar la ciudad en la agenda nacional, logrando que las ciudades existan dentro de la estructura política administrativa del país, con competencias reales y eficaces. Esto ayudará a que los gobiernos locales no sólo reciban los presupuestos adecuados sino tengan el marco jurídico que les permita ejecutar las acciones necesarias para luchar contra la permanente obsolescencia física. Si los gobiernos locales no son capaces de mejorar sus campos de acción y sólo se limitan a ver como la ciudad se desarrolla por sí sola, la consecuencia será un caos mayor al que actualmente percibimos.
Reto Tres: Fortalecer el sistema de ciudades intermedias
Teniendo claro que somos ciudadanos y por tanto la ciudad debe estar permanentemente en el debate nacional, debemos esforzarnos por cumplir la meta que nuestras ciudades operen integradamente como un sistema. Para ello debemos promover el desarrollo y fortalecimiento de las ciudades intermedias en el marco de un sistema eficiente y eficaz de ciudades integradas. Su empoderamiento permitiría mejoras en su atractivo, procurando una mejor conectividad, en el marco de un necesario proceso de planificación.
Conclusiones
La ciudad llegó pues para quedarse, y por tanto es un hecho humano trascendental dado que en ella, a pesar de los conflictos, encontramos lo necesario para vivir y crecer como personas y como familias; debiendo cuidarla, y aprender a vivir eficiente y eficazmente en ella. En este marco reflexivo me parece pertinente recordar la frase de filósofo Julián Marías: “…la ciudad no la hacemos los habitantes, sino que la heredamos de nuestros antepasados”.
Ardua tarea les espera a todos los futuros profesionales que se vienen formando en Perú. En particular y en relación con los estudiantes de esta casa de estudios, les espera la ardua tarea a los futuros educadores de lograr que los nuevos ciudadanos sean conscientes de su condición urbana; les espera una ardua tarea a los futuros abogados que deberán concebir la legislación urbana adecuada y ágil; les espera una ardua tarea a los futuros arquitectos y futuros ingenieros que deberán imaginar soluciones de infraestructuras posibles y viables dentro de las limitaciones presupuestarias de nuestro país; les espera una ardua tarea a los futuros administradores que deberán encontrar sistemas eficientes para gestionar nuestras ciudades; y les espera una ardua tarea a los futuros comunicadores que deberán mostrar a la sociedad que la ciudad es tarea de todos.
Aprender a vivir urbanamente es una tarea enorme, pero estoy seguro que los profesores, ex alumnos y alumnos de la Universidad de Piura, desde sus distintas disciplinas, podrán colaborar a enfrentar los retos que nos plantea la cuestión urbana en Perú, empezando por su ámbito regional.
Gracias.
[i] “La ciudad: hábitat de diversidad y complejidad” / “La ciudad en la reflexión Filosófica” – Ciudad y Filosofía / Bernardo Correa López -Profesor Departamento de Filosofía, Facultad de Ciencias Humanas – Universidad Nacional de Colombia- ISBN 958-701-129-5
[ii] “Laberintos urbanos en América Latina” / “Local y Global: La Gestión de las Ciudades en la Era de la Información” / La Ciudad Multicultural / Jordi Borja y Manuel Castells. Serie Pluriminor ABYA-YALA-2000 Ecuador. ISBN 9978-
[iii] “Triumph of the City”/ Edward Glaeser / Macmillan. 2011. ISBN 978-0-230-75893-3 EPUB
[iv] Ibídem
[v] “Historia del Tahuantinsuyu” / María Rostworowski / IEP – Enero 1988. ISBN 978-9972-51-473-9
[vi] “Perú – Hacia un Sistema Integrado de Ciudades – Una nueva visión para crecer” / Banco Mundial – Notas de Política / Diciembre 2015 / Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N⁰ 2015-17058